España conserva un lugar destacado en los rankings globales gracias a su dieta, sanidad pública y vida social, aunque empiezan a surgir señales de alerta como el sedentarismo, el estrés laboral y la obesidad infantil.
Vivir muchos años no siempre ha sido sinónimo de vivir bien, pero cada vez lo es más. Y en ese cruce entre longevidad y calidad hay un patrón que se repite.
Las personas que alcanzan edades avanzadas con buena salud comparten algo más que una genética afortunada: hábitos diarios que no cuestan tanto como parece. Y lo mejor es que, si se analiza, todo el mundo sabe qué hay que hacer.
La esperanza de vida es, en realidad, una especie de termómetro. No mide la temperatura, pero sí el nivel de bienestar de una población. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), es el número medio de años que esperaría seguir viviendo una persona si se mantuvieran las condiciones actuales.
Así, se convierte en una radiografía del sistema sanitario, el nivel de vida y hasta el modo en que se gestionan el estrés o los vínculos sociales. Y ahí es donde empiezan las diferencias entre países.
Según los datos recogidos por Worldometer, una web reconocida y avalada por ofrecer estadísticas globales en tiempo real, estos son los países con mayor esperanza de vida en 2025:
Los japoneses son uno de los pueblos más longevos del mundo.
Según un estudio del Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, España podría liderar en esperanza de vida en 2040, superando los 85 años de media. Si las proyecciones se cumplen, el país escalaría hasta la primera posición mundial.
Y no por casualidad. Dieta mediterránea, vida en la calle, red de atención sanitaria sólida. Vivir mucho es bueno, vivir mucho y bien es todavía mejor.